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Deutschland, die schönste Zufälligkeit!


Después de 4 años es mi respuesta a todo aquel que me pregunta los motivos de mi llegada a estas tierras, que me ha abierto nuevos caminos y que me ha llevado a alcanzar metas que ni yo misma había imaginado cumplir algún día.


Lo que al principio había sido nada más la curiosidad por saber de qué se trataba el programa Au-pair, se convirtió después en mi motivación y más tarde en lo que soy y lo que hago ahora. Mi historia comienza cuando por desesperación de estar desempleada por casi un año, decidí entrar a una oficina en la que me ofrecían “trabajar, estudiar y viajar” al mismo tiempo. Se me iluminaron los ojitos al ver que todo eso era lo que más me gustaba y si todo era en un mismo paquete pues ¿para qué más?


Natalia apoyando a su equipo de fútbol favorito.


La asesora me ofrecía como primera y casi única opción a Alemania, me hablaba de lo bonito que era y de las opciones que tendría como profesional allí después de hacer el año como Au-pair. Cabe mencionar que nunca antes en mi vida había tenido contacto con el alemán… no tenía ni idea, ni siquiera de una sola palabra, así que muy decidida comencé hacer un curso de alemán intensivo y empezó la búsqueda de la familia. Allí fue donde conocí a la profe María Paola, quien me enseñó mis primeras palabras y también empezó hacer campo en mi cerebro para el idioma, cosa que cuando una vez pasa, ya para mí y mis compañeras de curso era difícil incluso leer los carteles de publicidad sin tener que hacerlo en la forma “alemanizada”.


No lo niego, es todo un reto. Todo el mundo dice: ese idioma tan difícil, esa gramática es cosa del otro mundo. Pero una vez uno empieza, le empieza a tomar el gusto y poco a poco va viendo los resultados. Es cuestión de dedicación y persistencia… si se tiene eso, ya lo demás viene por añadidura.


Mi historia continúa cuando encontré a una familia en Múnich o München como se pronuncia en alemán. Sí señores, la ciudad en donde se celebra el mundialmente conocido “Oktoberfest”, donde se toma la cerveza más rica y donde se come la famosísima salchicha alemana o “Wurst”. Fue chistoso, porque a pesar de haber hecho un curso de tres meses intensivos yo pensaba que estaba más preparada que un kumis, pero nada, al llegar y tener un 100% de contacto con el idioma me hizo sentir que lo que había aprendido era nada más el comienzo de un largo trecho que ahora sí o sí me tocaba enfrentar y ¡solita! Que “vaya a la panadería”, que “llame al banco”, que “saque la cita”, que “hable con la profe del niño”, etc.


En general, mi experiencia como Au-pair tengo que confesar que fue excelente. Fui parte de una familia muy linda con dos niños quienes me acogieron de manera muy especial durante ese año. Yo mientras tanto, enamorada de la ciudad, del transporte público, de los innumerables parques, lagos y bosques, de la organización y de la exactitud. Obviamente disfruté el Oktoberfest usando el traje típico “Dirndl” cargando esa Mass de litro que al otro día me hacía doler la mano. J


Realmente, ese año tuve para todo, mientras trabajaba como Au-pair, pude seguir estudiando alemán y pude conocer, no solo alrededor de Alemania sino muchos otros países en Europa. ¿Se preguntarán cómo con un sueldo de Au-pair? Pues, como buena Administradora de Empresas, le saqué el mejor provecho a mi dinero y ¡lo hice alcanzar para todo!


Natalia y sus viajes

Después de todas estas maravillosas experiencias quedé enamorada del país, mi objetivo como tal era continuar mis estudios de maestría, así que después de mi año Au-pair y unos meses de regreso en Colombia, volví nuevamente a München con ese objetivo, era algo enfermizo que ya me había propuesto y si no era eso, era conseguir un buen empleo.


Desde ese entonces ha sido un reto constante todo lo que he vivido, pero me encanta y lo volvería a repetir. Integrarse en Alemania como una profesional y soltera (no es por nada pero la visa de casada con alemán es otro cuento) no es nada fácil. Hay que guerrearla y demostrar de lo que uno está hecho. A pesar de ser hija única y de extrañar a mi familia, siento que estoy cumpliendo un sueño que jamás había imaginado alcanzar y me siento feliz y plena, porque por ellos es que todo esto sentido.


Hoy en día después de innumerables caídas y levantadas, y de vivir unas telenovelas completas (que no les cuento porque se alarga la historia) puedo decir que me he “integrado” a la cultura alemana, tengo un muy buen trabajo, conozco gente muy linda y sobra decir que tengo las ganas absolutas de seguir creciendo y aprendiendo y ¿por qué no?, algún día poder aportar a mi amada Colombia, mi tierra linda que me vio nacer.


Natalia y su vida en Alemania


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